Esther Agudo Marqués

Esther nació en un pueblecito de Valencia en 1986, trasladándose a Madrid a finales de 2010.

Desde muy pequeña le encantaba cantar y bailar y, aunque toda su infancia estuvo marcada por el karate, Esther buscaba cualquier oportunidad para bailar (como en los eventos del colegio, coreografías con amigas para divertirse…).

Rodeada por la música (muchos de sus amigos tocaban algún instrumento musical), sintió un gran interés por el piano por lo que empezó a recibir clases particulares para entender en mayor profundidad el lenguaje musical.

Aunque se decantó por estudios económicos, siguió apostando por el movimiento corporal, asistiendo a clases de funky, aros y telas… y formándose como profesora de Yoga.

En 2017 decidió probar los bailes latinos, ya que desde su adolescencia la bachata era su pasión. Pero algo cambió cuando ese mismo año, en Salsabachata, descubrió la kizomba y la versatilidad de dicho baile. Desde ese momento supo que quería sentir esas sensaciones al bailar y en lugar de como hobby, darle al baile un espacio principal en su vida.

La Kizomba la unió a Holly, con quien comparte su pasión por el baile. Desde su primer baile sintieron una conexión que les llevó a continuar juntos su camino, asistiendo a talleres, congresos y formándose para mejorar su baile como pareja, y actuando en un grupo coreográfico.

Durante estos años, Esther se ha formado y se sigue formando con profesores de nivel nacional e internacional, asistiendo a clases regulares, congresos de baile, master classes, bootcamps, clases particulares, etc. para definir su estilo propio y mejorar su técnica.

Actualmente imparte clases de kizomba en Madrid y en Alcalá de Henares junto a su pareja Holly, cumpliendo uno de sus sueños desde pequeña: enseñar y compartir. Sus alumnos y su círculo social la definen como una persona cariñosa y dulce, cualidades que motivan a los alumnos a mejorar y sentirse arropados en el proceso de aprendizaje. Su metodología se centra en la técnica para que los alumnos se sientan cómodos y seguros en el baile social, regalando lo que más recuerda la gente de ella, su sonrisa.